Según un informe de la Agencia Hawzah, el Corán concedió a los Hijos de Israel superioridad sobre los pueblos de su tiempo debido a las bendiciones divinas que recibieron, pero esta distinción fue temporal y circunstancial, aplicándose únicamente a los seguidores del judaísmo en su época. Asimismo, otros grupos también fueron destacados en el Corán.
Pregunta:
¿Acaso el Corán considera a los judíos como un pueblo superior?
¿Este versículo prueba la superioridad de los judíos?
(«¡Oh, Hijos de Israel! Recordad Mis bendiciones que os concedí y que os preferí sobre todos los pueblos» – Sura Al-Baqarah, 2:47).
Respuesta:
Todas las religiones divinas, en su momento, fueron el mejor y más seguro camino hacia la salvación. Por lo tanto, sus seguidores también eran considerados entre los mejores seres humanos. En algunos versículos coránicos, los Hijos de Israel[1] son descritos así:
«¡Oh, Hijos de Israel! Recordad Mis bendiciones que os concedí y que os preferí sobre todos los pueblos [de vuestra época]» (2:47).
Esta superioridad también fue mencionada por el Profeta Moisés (P):
«[Moisés] dijo: "¿Acaso he de buscar para vosotros un dios distinto de Alá, siendo que Él os ha preferido sobre todos los pueblos?"» (7:140).
Estos versículos requieren algunas aclaraciones:
¿Qué bendiciones les concedió Dios?
¿Qué significa que fueran superiores a los demás pueblos?
Al respecto, el Corán enumera algunas de estas bendiciones:
«Y, ciertamente, concedimos a los Hijos de Israel el Libro, el juicio [sabiduría], la profecía, y les proveímos de cosas buenas. Y les preferimos sobre todos los pueblos [de su tiempo]» (45:16).
Entre otras bendiciones recibidas por los judíos se encuentran:
La guía y la fe.
La liberación del dominio del Faraón.
La recuperación de su grandeza e independencia[5].
El maná y las codornices como alimento celestial[6].
Algunos exégetas consideran que el gran número de profetas surgidos entre los Hijos de Israel fue un privilegio para ellos[7], ya que la presencia de personas virtuosas en una sociedad fortalece su conexión con Dios y su superioridad moral sobre otros grupos.
Sin embargo, incluso si se acepta una supuesta superioridad general de los Hijos de Israel después de Jesús (P) —dado que él y la mayoría de sus seguidores eran de este linaje—, los Ahlul-Kitab (Gente del Libro) después del Islam ya no gozan de tal distinción. De hecho, son criticados por rechazar al Profeta Muhammad (PB) y alejarse de la guía divina.
Es crucial entender que la frase «los preferimos sobre todos los pueblos» no se refiere a toda la humanidad en todas las épocas, sino específicamente a los descendientes de Jacob (P) que siguieron el judaísmo cuando era una religión vigente[8]. No incluye a aquellos de quienes el Corán dice:
«Aquellos que incurrieron en la ira de Alá y fueron malditos, convertidos en monos y cerdos, y adoradores de falsos dioses... Esos son los peores en condición y los más desviados del camino recto» (5:60)[10].
Pruebas de que esta superioridad no es absoluta:
Hay versículos que presentan a los musulmanes como la mejor comunidad:
«Sois la mejor nación que haya surgido de la humanidad...» (3:110).
Los Hijos de Israel no son superiores a sus propios antepasados como Jacob, Isaac o Abraham.
El Corán también destaca a otros grupos e individuos como superiores:
«En verdad, Alá escogió a Adán, a Noé, a la familia de Abraham y a la familia de ‘Imrán sobre todos los pueblos» (3:33).
«E [igualmente] a Ismael, Eliseo, Jonás y Lot... A todos ellos los preferimos sobre los demás pueblos» (6:86).
Si interpretáramos la superioridad de los Hijos de Israel como absoluta, entraría en contradicción con estos otros versículos.
Finalmente, cabe destacar que ser "elegido" conlleva mayores responsabilidades. Por eso, el Corán reprende con mayor severidad los errores de quienes recibieron privilegios especiales.
Notas:
[1] "Hijos de Israel" en estos versículos se refiere específicamente a los judíos de esa época.
[5] Tafsir al-Mizan, vol. 1, p. 220.
[6] Sura Al-Baqarah, 2:57.
[7] Tafsir al-Kashif, vol. 1, p. 95.
[8] Majma‘ al-Bayan, vol. 1, p. 221; Tafsir Ibn Kathir, vol. 1, p. 158.
[10] Mafatih al-Ghayb, vol. 3, p. 493.
Fuente: Islam Quest
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